Invertir no se trata de un “golpe de suerte” ni de un gran capital inicial, sino de un hábito. Al establecer un aporte mensual, el inversionista crea un mecanismo que:

• Mantiene la disciplina financiera.
• Permite que cada aporte se sume al anterior y genere más rendimientos.
• Reduce el riesgo de depender de una sola entrada de dinero.

Este enfoque funciona como cuando sembramos una planta: el crecimiento no se ve de inmediato, pero con agua y constancia, el resultado a largo plazo es abundante.

Capitalización mensual: tu mejor aliado

Es el proceso por el cual las utilidades generadas no se retiran, sino que se reinvierten para seguir produciendo rendimientos.

En pocas palabras: tu dinero empieza a trabajar para vos, y cada mes se multiplica más rápido.

Por ejemplo:

• Si invertís $100 al mes durante 10 años con una tasa promedio del 7,5% anual, el capital acumulado podría llegar a unos $18.500, aunque solo habrás aportado $12.000.
• Si duplicás el aporte a $200 al mes, el capital final podría rondar los $37.000.

La diferencia no está en empezar con mucho, sino en mantener la disciplina y darle tiempo al dinero para crecer.